26 agosto 2013

LAS MEJORES COMPAñERAS



El 16 de agosto fue San Roque. 
De mí infancia  recuerdo que mamá nos enseñó el dicho que dice:  
San Roque, San Roque, que este perro no me mire ni me toque.

Años después supe que San Roque era el Patrono de los perros. En la Iglesia de Tilcara hay un altar con su imagen y la celebración del 16 de agosto, como tantas otras fechas en la Quebrada de Humahuaca, tiene su particularidad. La gente va a la Iglesia con su perro, pone sus velitas para la imagen de San Roque y adorna los cuellos de sus mascotas con collares hechos a manos con retazos de tela.
A mí se me había pasado por completo la fecha, pero no a los chicos, así que agarré mi bolsa de restos de tela y me puse manos a la obra. Chachan! Señoras y señores, con ustedes, Tizi y Negri:



Son madre e hija. Tizi era de un vecino que no la cuidaba, entonces decidió cambiar de dueños y nos adoptó como su familia. Con ella descubrí el maravilloso mundo de la vida canina. Lo más difícil fue acompañarla cada vez que paría. Me obligó a vencer la aprehensión y la impresión que me daba verla pujar y pujar y pujar y ver salir esos monstruitos húmedos, pequeños y pegajosos. Y ni hablar de la vez que encontré a unas de sus crías muerta.
Siempre le gustó parir entre mis plantas. Cuando ella se alejaba del lugar, me escurría para trasladar los cachorros a un lugar más protegido, abrigado y cómodo (según mi parecer humano), y Tizi en 5 minutos volvía a llevar a todos sus hijos a su agujero de tierra en medio de la huerta. Tuve que aprender a dejarla mandar en determinadas situaciones y reconocer que a veces su instinto perruno tiene mucho de sabiduría.
En total tuvo cría 3 veces. Y cada una de ellas fue una verdadera revolución familiar. Veíamos que coman todos, que se prendan a mamar y cuando ya no había leche les dábamos nosotros de comer.  Un día habrían los ojitos, otro día caminaban, después pasaban de la leche a la sopa y de repente empezaban a mordisquear todo lo que tenían a su alcance: medias, zapatos, bombachas…
Tuve que aprender a dejar ir a los perritos, con los que me encariñaba mucho. Y así vi partir a todos y todas. Matías, que ya no quería más animales, enseguida los repartía por el pueblo. Pero no todos se fueron,  hubo una bola negra de pelos que me robó el corazón y me ingenié para que se quedará en casa.



No son de raza, comen cualquier cosa, cuidan la casa, acompañan a los chicos cuando van a la plaza del barrio o hacer compras, salen al camino cuando sienten que estamos llegando y celebran moviendo la cola cada caricia, mirada o palabra.

Son parte de nuestra familia.



6 comentarios:

  1. Qué bien nos hacen estos bichos! Yo extraño a mi Cleo...
    Besos Tere!

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  2. Que precioso post!
    Como queremos a nuestros peques, nos dan tanto cada dia!!
    Toda la razon, son los mejores compañeros!!
    Saludos!
    Nika

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    Respuestas
    1. Sinceramente, al escribir, sentí que compañeras era la palabra que mejor las definía. Gracias Vero por pasar. Cariños!

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  3. mi abuela decia siempre esa frase!!! y yo acariciaba a todo perro que se me cruzaba por la calle... y lo sigo haciendo. Los tuyos divinos!!

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  4. Jajajaj!mi mamá tambien me enseño el dicho de protecccion de San Roque.
    Yo amo a los animales ,de chica en casa habia todo tipo de bichitos teniendo en cuenta que mi papá era veterinario y mis dos hermanas mayores.
    En casa tengo a OLIVIA mi salchicha traviesa que es como mi segunda hija.
    Beso

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Soy toda oídos...