Pachamama, Madre Tierra- Energía
superior que organiza, armoniza y amalgama la función cíclica, individual y
colectiva, de los habitantes de la naturaleza y el cosmos.
La Pachamama no es diosa, deidad
ni divinidad, tampoco es santa. No bendice, no perdona, ni castiga, tampoco
premia o hace milagros. No escucha ruegos ni agradecimientos. La Madre Tierra
no requiere argumentos de dependencia ni rogativas para mantenerse fecunda. En la
ceremonia de la Pachamama sólo reiteramos dos compromisos:
ME COPROMETO A CUIDARME A MI
MISMO Y A TODOS A MI ALREDEDOR.
ME COMPROMETO A RESPETARTE Y
PROTEGERTE PACHAMAMA.
(En, Ceremonias de
la espiritualidad indígena)
Se va agosto no más!!! Y de alguna manera se cierra un ciclo y comienza
otro. Es que la tierra descansó durante el invierno, pero en agosto se abrió de
nuevo para recibir mucha energía y de la buena. La cosa va de IDA y
VUELTA. Ofrecemos a la tierra lo que ella nos da transformado en comidas y
bebidas. Ya bien alimentada nos dará en el verano lo mejor de sus frutas,
verduras, granos y flores.
Ayer, mientras dábamos de comer a
la tierra, hacíamos memoria de cuántos agostos llevamos en nuestra casa. Matías
también recordaba las Pachamamas en el Valle y en el Ingenio, es que para él
este rito es parte de su costumbre. En cambio, para mí, todo esto comenzó hace
diez años, cuando rumbeé para Jujuy.
Acá en el Norte hay muchas fiestas,
tradiciones, costumbres que no existen en otras partes del país. Siento un
profundo respeto por todas estas expresiones, pero no siempre participo como
protagonista, muchas veces miro de afuera. Es que no dejan de ser ajenas, no
terminan de cobrar sentido y arraigarse. Pero con la Pacha es distinto. Y desde
que con Matías y los chicos tenemos nuestra casa, nuestro pedacito de tierra,
nuestras plantas se volvió cada vez más natural.
Entonces preparamos algo
sencillo, pero sentido, que incluye ir al mercado de Tilcara a conseguir todo
lo necesario. Luego de las compras toca encender el fuego para cocinar
el maíz y la carne. Toda una tarde alrededor de las ollas, alimentando el
fueguero.
El último domingo de agosto es el
día elegido. Temprano abrimos la boca de la tierra (siempre en el mismo lugar)
y sahumamos hasta el mediodía. Alrededor de la Pacha se acomodan las mantas y
los aguayos que harán de mesa. Alcohol, coca, cigarrillo. Tamales, empanadas,
picante de mondongo y tijstincha (carne hervida y maíz hervido). Vino, cerveza,
chicha, yerbeado y gaseosa.
Algunos años tenemos invitados,
pero este año quisimos que la cosa sea bien familiar. Nosotros, los peques y
las hijas de Matías. Uno a uno nos arrodillamos para renovar el compromiso de respetar la Madre Tierra, amarla y cuidarla.